lunes, 10 de noviembre de 2014

Brumario

Aquí estoy pegada al cristal de tu coche. 
Te he estado mirando todo el rato que subíamos por la cuesta hasta llegar al patio. No se te ven las venas de la cara como a mí pero amarilleas tan de otoño como yo. Pues qué te crees?

 La verdad es que mientras estuve colgada del árbol todo eran agobios, riñas con las demás, y que si llueve, que si no llueve, que no se caigan los nidos de los pajaritos, que a dar sombra, que al tronco no le duela nada...en fin. Vivir ahí suspendida y sin poder moverme; todo por que las cosas son así.

Por eso cuando ya me tocó soltarme y caer pues, mire usted, la suerte de aun poder hacer unos viajecitos fuera de árbol y ver mundo.
Te doy las gracias y a ver si tienes  la misma suerte, cuando te toque, de poder caer despacito y bien y que alguien te recoja con afecto.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo también fui bruma algún tiempo pero no me compensaba porque, como mucho, sólo podía agarrarme a cristales de coches y de casas de donde , al minuto, estaba deseando irme. ¡Para lo que se veía! Así que, ahora, he decidido ser viento y brisa. ¡No os hacéis idea de lo que viajo y conozco! Besitos. Minervina.

ella dijo...

Querida Minervina, de bruma a viento se viaja mejor. Pero de Brumario a Noviembre no hay diferencia.
Besines