Enero no es como diciembre sino después, cuando al fin pueden contemplarse los árboles despojados de turrones y ya no quedan por el suelo las hojas muertas en papel de envoltorio de regalos.
Enero, el frío está solo, paseando por los parques, reflejándose en los charcos helados y turbios. Mira por las ventanas de las casas a la gente con sus estufas y sus gatos. Duerme con los pájaros en las ramas de los árboles.
Enero, por una esquina el sol tarda un minuto más en desaparecer.
3 comentarios:
Delicioso.
Si yo tuviera que elegir ser un mes del año, no querría ser Enero. Creo que me mirarían mal y que todos estarían deseando perderme de vista. ¡Pobre Enero! ¡Pero si sólo hace lo que le corresponde! ¿No creéis? Minervina.
Amigas, el pobre enero sigue con su cuesta a cuestas, pero a mi me encanta, es como un paréntesis entre los ciclos.
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