
Cuando despertó no pudo
evitar una fuerte nausea, el intenso hedor que desprendía aquel estercolero le hizo exclamar: !!madita
mugre !!!. Tirado sobre el húmedo pavés se sentía como si le huviese pasado por encima un mercancías, además del fuerte dolor de cabeza que apenas le dejaba recordar lo sucedido. Paulatinamente su memoria fue dando señales de vida, recordando primero al tipo que le estuvo siguiendo varias manzanas, y más tarde el golpe recibido en la cabeza justo cuando cruzaba la esquina de aquel callejón donde le habían arrojado inconsciente. Supuso entonces que había sido víctima de un atraco, pero enseguida salió de su error al comprobar que aun conservaba su reloj, billetera con todo el dinero e inclusive su llavero con el pequeño
dedal de plata, regalo de su exmujer.
Como impulsada por un resorte, su mano fue directa al bolsillo interior de su americana donde guardaba el recorte de
periódico en el que anotara las señas de su confidente y principal testigo de la acusación en el juicio contra un "capo" mafioso. Rebuscón el resto de sus bolsillos sin éxito alguno, maldiciéndose por la torpeza cometida y preguntándose se esa
chispa de buena suerte que siempre le acompañaba, no estaría empezando a darle la espalda.
Kero
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