lunes, 17 de octubre de 2011

Confesarse



Delincuente confesando al cura sus fechorías en presencia de su abogado y de Dios mismo. Obsérvese a los dos testigos arrodillados esperando instrucciones. El abogado con alas lleva un pliego de descargo. A Dios parece interesarle la absolución de los pecados del delincuente en vistas a las próximas elecciones generales. Una vez perdonado de sus pecados el delincuente está listo a volver a las andadas pues ya ha pagado las bulas millonarias para salir del Purgatorio él y toda su familia.

Los ateos lo tienen más difícil pues han de ser buenos y honrados porque si, ya que no hay dios que les vigile ni cura que les absuelva de sus delitos en el confesionario.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Y ese es mi caso, Ella, que , como soy atea (lo juro por Dios)ni tengo Dios ni cura que me absuelvan, con lo cual tengo asegurado el infierno y sus consecuencias flamígeras. No quiero ni pensarlo. Minervina.

ella dijo...

Minervina, nos veremos en el infierno, si Dios quiere. Llévate el biquini por si acaso.

Sun Iou Miou dijo...

Lo peor es ser creyente y pobre, que no gana uno para encender palomitas y menos ahora que son de moneda.