De niña he vivido en una casa de oro,
ya mujer habito el Palacio de Púrpura.
Las flores de la montaña adornan mis trenzas,
es de seda mi vestido, bordado de claveles.
Cuando salgo del palacio profundo,
el carro del Emperador me sigue.
Solo temo que al fin estas canciones y estas danzas
se disipen como las nubes rosa.
Wang Wei (699-759)
9 comentarios:
Foge, depressa!
Por chinchar, no más...
Al fin todas las canciones y las danzas se disipan. Lo que queda son las nubes rosa.
Jonas, Condado, Sun Iou, haciendo voces a trío sobre mi río continuo.
Al final lo que queda no son rosa sino amigos.
É verdade.
E já agora, aproveitando a oportunidade, experimenta o Traductor Cervantes, já que é o menos horrível aqui da Net...
Obrigado Jonas.
De todas maneras, veo en el poema, una magnífica metáfora de lo que es la constatación de una situación anímica que se teme perder por deseada y equilibrada. Un beso a todos. Minervina.
Minervina, y eso que dices es lo que parece querer expresar en su poema el chino Wang Wei, antes del año mil, !figúrate!
Descubrí al poeta Wang Wei hace tres o cuatro años.
Lo sigo aún leyendo, todavía me desarma su significado, en cada una de sus obras.
Gracias por ponerlo.
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