No, ella no está asomada al balcón.
Tampoco está en casa.
Eugenio ha ido a buscarla hacia el merendero pero la inmensa mesa está sola.
La reina le ha nombrado Ministro, tiene que contárselo, despedirse.
Va en su busca, se adentra en aquel monte ajardinado que con tanto gusto había diseñado,
pero nada, ella no está.
Aunque es imposible y prohibido a mujeres se acerca a la sauna de cristal. Tampoco allí.
Ella está en la gruta de los espejos.
En aquél rincón donde todo empezó, a él nunca se le ocurriría buscarla.
4 comentarios:
Anda que para mantener limpio todo eso...
No me extraña que el pobre Eugenio no la encuentre. Si fuera yo la buscada.... no saldría de ese palacio maravilloso en las 24 horas del día. Y eso que, tratándose de un recién nombrado ministro... no sé yo. Voy a pensarlo.
Besos palaciegos. Minervina.
Sun Iou, ejército de criados,manera de crear empleo de los caciques. Aun lo siguen haciendo.
Minervina, te entiendo. Pero sin ser caiuque, o ministro, no podría Eugenio mantener su palacio. O es al revés?
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