La noche fuchicando abrió uno de sus ojos en el parque y se encontró una farola encendida
-¿Que haces?-le preguntó.
- Te alumbro noche, en esta esquina.
-Pues, ¿para que?
-Cosas del ayuntamiento- dijo la farola.
La noche no sabía que cosa era ayuntamiento, pero le hizo gracia que alguien le pusiera farolas intentando alumbrar su magnífica e implacable oscuridad.
Quizá -pensó - en ese rincón afarolado puedan atinar sus besos los apasionados.
Y le regaló un canto de bravura a la farola, a ella, tan ingenua y servicial, convirtiéndola así en la reina de la noche.
1 comentario:
Bonita foto la de la noche y la farola. Es toda una imagen la mar de poética y sugerente y no digamos el breve diálogo de ambos protagonistas. No sé si me gustaría ser más noche o farola en esa historia. Lo iré pensando mientras firmo. Minervina.
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