miércoles, 26 de mayo de 2010

Lápiz hallado entre las cuerdas

Reducida a silencio me deslicé dentro de la máquina en busca del lápiz perdido. Cuidadosamente empecé a escuchar y escuché una cuerda rota, un La 7 que no pudo soportar la pasión de la Campanella de Liszt.
Buceando entre macillos, fieltros, apagadores y clavijas encontré a mi amado Scriabin persiguiendo una disonancia para su 4ª sonata. Apenas se fijó en mi silencio, si bién le podría resultar útil antes de la cadencia.
En un rincón estaba triste mi incapacidad de tocar de memoria, por culpa de no haber aprendido bien la armonía de pequeña.
Y en el registro medio estaba tan tranquilo el preludio V de Antonio Fragoso.
Pero fueron los bordones los que me dieron la pista. El lápiz se habia acurrucado allí, cómodo en los herzios arrulladores de baja frecuencia.
Al fin lo rescaté, mi ayudante fiel de punta roma, anotador de todas mis fantasías.

5 comentarios:

Deshoras dijo...

Seguramente estaba encantado de su nueva tarea en su nueva caja de música, aunque echaría en falta los dedos, eso si.

ella dijo...

El lápiz, Deshoras, suele descansar en el teclado, junto a la goma de borrar las corcheas que sobran. Pero a veces se va por ahi de paseo...

Jonas dijo...

Que fantástico tema para um post:

«Eu sou um lápis que um dia caiu por entre as teclas do piano de um músico louco...»
;)

ella dijo...

Los músicos no solo estamos tolos, ademas sabemos penetrarnos, como el lapiz, polas fendas e os avismos da emoción ata os límites da locura.
(Escrito en castellego)

Anónimo dijo...

Cuando publicas fotos, les añades palabras, ideas y pensamientos; los leo, y, de dentro me nacen, una serie de sentimientos, que me trastocan; pero, no puedo expresar con palabras, la sensación que me producen.
Espero la próxima vez ser más abierta al diálogo, y, escribir a partir de tu propuesta.